Category: HEALTH
Arte y Salud | Octubre Rosa 2025
...
Arte por la salud
Con motivo del Octubre Rosa, Houda Bakkali expone “Arte por la salud”, la obra rinde homenaje a todas las pacientes de cáncer de mama, a familiares y a los especialistas que abordan esta patología. Un trabajo en el que la obra de arte cobra vida a través de la realidad aumentada no sólo para sensibilizar a través de la creatividad de Bakkali, si no también para informar, desmitificar, fomentar la prevención y el diagnóstico precoz o conocer el verdadero impacto de las nuevas tecnologías en el diagnóstico y abordaje clínico.
Un concepto innovador y dinámico en el que el público al escanear la obra de arte física puede ver la versión en realidad aumentada, inmersiva, audiovisual e interactiva que da paso a contenidos divulgativos, que se actualizan a lo largo del tiempo y que invita al espectador a actuar con la obra. La muestra se podrá ver en diferentes espacios de diferentes países de manera simultánea.
Con esta muestra, se ejemplifica el poder del binomio arte y nuevas tecnologías para trasladar a través de la creatividad de los artistas los mejores contenidos sobre salud firmados y avalados por los mejores especialistas y documentados por fuentes acreditadas. Contenidos medibles y actualizables en tiempo real, cuya dinámica hace que se adapten a cada información abarcando todos los detalles, abiertos a todos los espacios y a todos los públicos. Un enfoque didáctico y comunicativo, también una manera de sensibilizar que va más allá de la estética, aportando utilidad y compartiendo el conocimiento. Haciendo un uso responsable de la tecnología y fusionando el arte con la más humana de las ciencias: la Medicina. Una ciencia que, como indica el Dr. Aureli Torné Baldé, Jefe de la Unidad de Ginecología Oncológica del Hospital Clínic de Barcelona, profesor Asociado Médico del área de Obstetricia y Ginecología de la Facultat de Medicina de la Universitat de Barcelona y académico de la Reial Acadèmia de Medicina de Catalunya, tiene como pieza clave la comunicación. El Dr. Torné señala que “la comunicación desempeña un papel fundamental en el abordaje del cáncer de mama, impactando en múltiples aspectos. Es importante educar al público y para ello las campañas de salud pública bien diseñadas pueden aumentar la conciencia y motivar a las mujeres a participar en programas de cribado o adoptar estilos de vida más saludables. Además, la comunicación en la atención de las pacientes con cáncer de mama es esencial para asegurar que entienden su enfermedad, las opciones de diagnóstico y tratamiento, comprendiendo los beneficios y riesgos de cada opción y facilitando su toma de decisiones informadas. La comunicación empática y el apoyo psicológico son fundamentales para las pacientes y sus familias ya que les ayuda a manejar el estrés, el miedo y la incertidumbre asociados con la enfermedad”.
La obra “Arte por la salud” se podrá ver en diferentes espacios de distintos países y de manera simultanea, entre ellos diferentes Alianzas Francesas, entre ellas la de Auckland, (Nueva Zelanda), Phuket, (Tailandia), Cuernavaca (México), Valdivia (Chile) o Bogotá, (Colombia), entre otras, así como el Centro Cívico Can Travi de Barcelona en el marco del festival Empodera’t, un evento patrocinado por el Distrito Horta-Guinardó, el Instituto de Cultura de Barcelona y el Ayuntamiento de Barcelona.
Las muestras son de acceso gratuito y tienen un claro enfoque divulgativo, buscando trasladar al público el potencial de las herramientas digitales en combinación con las manifestación artística digital y tradicional.
Dra. Josephine Loftus: “El arte ayuda a sobrellevar el estrés y la desesperanza”
La Dra. Josephine Loftus, una de las autoridades más respetadas y reconocidas en la medicina psiquiátrica. En esta conversación abordamos el impacto de las nuevas tecnologías en el comportamiento humano, la importancia de la comunicación, el valor de la felicidad y el papel del arte en la salud mental.
En su trabajo como psiquiatra, Josephine Loftus se ha especializado en trastornos del estado de ánimo, trastornos de la personalidad y déficit de atención con hiperactividad. Se ha centrado en integrar enfoques biológicos y psicoterapéuticos, incluidos los basados en la atención plena. Durante su etapa como subdirectora clínica en el Departamento de Psiquiatría del Princess Grace Hospital, en Mónaco, estableció una unidad de Alzheimer, una unidad de trastornos del estado de ánimo e integró la red francesa de centros de evaluación de trastorno bipolar creando un centro diagnóstico en su departamento. También inició grupos psicoterapéuticos para el tratamiento del dolor crónico, introdujo y promovió la formación en mindfulness, terapia cognitivo-conductual.
Fue nombrada Miembro Honorario del Royal College of Psychiatrists del Reino Unido en reconocimiento a su contribución al trabajo clínico y a la investigación en psiquiatría. Recientemente se retiró de su cargo hospitalario, pero tiene la intención de continuar su camino en el campo de la psiquiatría.
La Dra. Josephine Loftus se erige como una verdadera referencia en el ámbito de la medicina, una profesional distinguida y una persona extraordinaria, gran humanista, admiradora devota del arte y de la ciencia en todas sus formas, y una excepcional divulgadora.
Entrevista de Houda Bakkali
¿Cuáles son los principales problemas de salud mental que se diagnostican actualmente?
Aproximadamente 1 de cada 8 personas en el mundo vive con un trastorno de salud mental, según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los problemas de salud mental contribuyen a aproximadamente el 16% de la carga mundial de enfermedad.
La depresión y la ansiedad son los trastornos mentales más diagnosticados. La depresión es una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo. El número de personas que viven con depresión y ansiedad ha aumentado significativamente desde la pandemia de COVID-19. El trastorno de estrés postraumático también está en aumento, dado el creciente número de conflictos en el mundo, en los que los civiles se ven gravemente afectados por la violencia de la guerra y el desplazamiento de sus hogares.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta la medicina psiquiátrica?
Hay varios desafíos. El más importante es la falta de recursos. Los servicios están subfinanciados, lo que dificulta satisfacer las necesidades de pacientes cada vez más complejos y necesitados. Trastornos como la esquizofrenia y el trastorno bipolar comienzan en la adolescencia tardía o en la adultez temprana y requieren atención psiquiátrica de por vida en la mayoría de los casos. En ausencia de tratamiento profesional, los jóvenes pueden recurrir al consumo de sustancias como forma de automedicación.
La prevención, el diagnóstico temprano y el tratamiento pueden tener un impacto positivo en los resultados y la calidad de vida. Las grandes cargas de casos y el aumento de la carga administrativa impiden que los psiquiatras puedan realizar el seguimiento con la regularidad que recomiendan las guías clínicas. Los profesionales también tienen que enfrentarse a más situaciones violentas debido al aumento del consumo de sustancias, lo que también afecta a los colegas que trabajan en salud física.
La psiquiatría enfrenta un grave problema de reclutamiento en muchos países, lo que lleva a una escasez de psiquiatras justo en el momento en que más se necesitan. Uno de los principales retos es cerrar la brecha entre lo que se necesita y lo que está disponible en términos de atención. La psiquiatría ha sido durante mucho tiempo un área subfinanciada de la medicina y podría decirse que sufre el mismo tipo de estigmatización que los pacientes a los que trata. El aumento de los trastornos de ansiedad y depresión, especialmente en los jóvenes desde la pandemia de COVID-19, ha aumentado la conciencia y en algunos países ha llevado a promesas de más financiación.
Más que nunca, los psiquiatras necesitan desempeñar un papel activo en la educación y en elevar el perfil de los problemas de salud mental presionando a los gobiernos. La Fondation FondaMentale ha mostrado el camino en Francia: es una entidad dedicada al diagnóstico temprano, la prevención, la psicoeducación y los planes de tratamiento personalizados que ha logrado financiación pública y privada para promover la investigación y dar visibilidad a las enfermedades mentales. Necesitamos más personas dinámicas que hagan este tipo de trabajo.
Otro gran desafío en psiquiatría y en la medicina en general es que los médicos no se reduzcan a técnicos de diagnóstico y prescripción que pierden la capacidad de conectar con los pacientes y su sufrimiento. En una era donde el modelo empresarial se apodera de la medicina, donde los objetivos y la eficiencia son primordiales y la tecnología avanza a gran velocidad, es más importante que nunca que los médicos recuerden que tratan con seres humanos que sienten y piensan. Es crucial mantener el “arte” de la práctica médica.
Salud mental y psiquiatría no son lo mismo. ¿Cómo se relacionan y cómo se benefician mutuamente?
La salud mental, según la OMS, es un estado de bienestar que permite a las personas afrontar las tensiones de la vida, desarrollar sus capacidades, aprender, trabajar bien y contribuir a su comunidad. Incluye el bienestar emocional, psicológico y social. El énfasis está en el bienestar integral que permite al individuo funcionar en todos los ámbitos de su vida y establecer relaciones significativas y duraderas con los demás.
Cuando se rompe el equilibrio entre estos dominios, aumenta el riesgo de desarrollar un problema de salud mental con alteraciones significativas en la cognición, la regulación emocional y la conducta, lo que genera la necesidad de un seguimiento psiquiátrico. Estas dificultades existen en un espectro de leve, moderado y grave, y los casos leves probablemente no requieran ayuda psiquiátrica.
La psiquiatría es la rama de la medicina que se centra en el diagnóstico, tratamiento y prevención de los trastornos mentales, emocionales y conductuales. Su objetivo no es solo aliviar síntomas y recetar medicación, sino ofrecer un plan de tratamiento multidisciplinar que devuelva al paciente su bienestar mental en todos los ámbitos. No siempre es un proceso sencillo. En enfermedades crónicas y de por vida, el punto de partida del bienestar mental y su definición pueden tener que ajustarse a través de un largo proceso de aceptación de las limitaciones personales, sociales y profesionales que impone la enfermedad. Este proceso también puede ser difícil para los familiares, cuyo bienestar mental también se ve afectado. Gran parte del trabajo en psiquiatría está orientado a ayudar a los pacientes a encontrar ese equilibrio para promover el bienestar y llevar vidas significativas en sus comunidades.
Un individuo con una buena base de bienestar mental tendrá más resiliencia si desarrolla un problema tras un evento traumático y más probabilidades de recuperarse por completo que alguien con fragilidad previa debido a un entorno adverso en la infancia o adolescencia.
Muchas enfermedades mentales siguen siendo un estigma y un tabú para los pacientes. ¿Cómo podemos derribar esas barreras?
Con educación, visibilizando las enfermedades mentales, desafiando estereotipos y, sobre todo, eliminando la división entre “nosotros y ellos”. Quizás este sea el origen del estigma: el miedo a que la enfermedad mental pueda afectarnos también, del mismo modo que la peste atemorizaba en el pasado.
Las experiencias de quienes padecen una enfermedad mental no son ajenas al resto de la población. Todos conocemos lo que es sufrir una tristeza profunda tras una pérdida, la euforia de enamorarse o incluso experimentar alucinaciones auditivas en personas sanas. Lo que diferencia a alguien con una enfermedad mental no es la naturaleza de la experiencia, sino la intensidad, frecuencia y el sufrimiento que generan. Eso es lo que distingue a una persona con un trastorno de una persona sana. Y debemos recordar que nadie está inmune a desarrollar un problema de salud mental.
Los medios de comunicación han tenido un papel importante al publicar historias de celebridades que hablan abiertamente de su trastorno bipolar, depresión o consumo de sustancias. Sin embargo, también deben ser más responsables cuando informan de la violencia perpetrada por pacientes psiquiátricos. Estos casos, aunque muy raros, suelen ocupar los titulares, mientras que actos violentos cometidos por personas sin antecedentes psiquiátricos se relegan a notas mínimas. La realidad es que la mayoría de los crímenes violentos son cometidos por personas sin enfermedad mental. En muchos de los casos en que sí ocurre, suele estar implicado el consumo de sustancias, lo que aumenta el riesgo de violencia.
El estigma debe combatirse a nivel social e individual, empezando por el propio paciente, que a menudo se autoestigmatiza. Se requiere un enfoque psicoterapéutico que le ayude a cambiar la forma en que se ve a sí mismo y a su enfermedad. No puede controlar cómo lo ven los demás, pero sí cómo se ve a sí mismo. Este trabajo suele hacerse en grupos, con protocolos bien establecidos.
También es esencial garantizar que las personas con problemas de salud mental tengan acceso a un entorno laboral de apoyo.
Cada vez se implementan más aplicaciones tecnológicas en las terapias y diagnósticos en el campo de la psiquiatría. ¿Cómo evalúa esto?
Estas aplicaciones tecnológicas mejorarán el acceso a la atención, especialmente en áreas geográficas con escasez de psiquiatras y otros profesionales de la salud mental. Las consultas de telepsiquiatría proporcionan acceso a profesionales de la salud mental y a apoyo en crisis. La telemedicina y las aplicaciones que ofrecen terapia cognitivo-conductual permiten enfoques diagnósticos y terapéuticos que trascienden las fronteras geográficas.
Un chatbot de IA que ofrece terapia cognitivo-conductual para la depresión ha demostrado ser eficaz en la reducción de síntomas de depresión y ansiedad en ensayos clínicos. Otros chatbots ayudan a conectar a los pacientes con terapeutas acreditados apropiados para sus necesidades.
El seguimiento de síntomas, la monitorización del estado de ánimo y los cambios de conducta pueden hacerse mediante apps, y así detectar alteraciones en el estado mental o una recaída inminente.
La terapia de exposición inmersiva a través de la Realidad Virtual puede ayudar a personas con fobias y ansiedad social que tienen dificultades para desplazarse a ver a un terapeuta o realizar los ejercicios necesarios.
La tecnología permite procesar enormes cantidades de datos clínicos para predecir cambios en la salud mental, identificar subtipos de enfermedades y su progresión. Estos datos pueden conducir a un enfoque más individualizado, basado en el perfil de cada paciente, en lugar de un modelo uniforme para todos.
En teoría, estos enfoques tienen un gran potencial para aumentar el acceso a la atención, monitorizar síntomas, mejorar la adherencia al tratamiento, facilitar el diagnóstico y poner en marcha planes personalizados basados en el análisis de big data.
Algunas de estas propuestas pueden parecer intrusivas por la monitorización constante, pero para una generación que ha crecido con smartphones esto quizás no represente un problema. Además, este enfoque da al paciente un papel más activo y responsable en la gestión de su salud mental, lo cual es muy importante.
¿Cómo impacta la inteligencia artificial (IA) en nuestra salud mental?
En cierto nivel, la IA se ha descrito como potencialmente transformadora y revolucionaria para la salud mental, por su capacidad de analizar grandes conjuntos de datos y comportamientos humanos complejos. Su integración en servicios de salud mental sobrecargados podría mejorar la detección temprana, proporcionar planes de tratamiento personalizados y hacer que la atención sea más accesible.
También existen aplicaciones de IA que ayudan a los terapeutas a obtener retroalimentación de los pacientes y adaptar mejor la terapia a sus necesidades.
Por lo tanto, la IA tiene potencialmente un efecto beneficioso. Sin embargo, plantea cuestiones éticas, como la ausencia de un marco regulador integral, la protección de la privacidad y la necesidad de preservar el elemento humano. La IA debe ser una herramienta complementaria, no un sustituto del terapeuta.
Un estudio reciente de Stanford mostró que los chatbots de IA utilizados en salud mental no detectaron intenciones suicidas. Además, tras ser expuestos a distintos casos clínicos (depresión, adicciones, esquizofrenia), varios chatbots mostraron un aumento del estigma hacia los casos de esquizofrenia.
También se han reportado efectos negativos, como aumento de síntomas psicóticos, dependencia excesiva de la IA, malas decisiones basadas en sus recomendaciones, e incluso consejos inapropiados relacionados con suicidio o eutanasia a personas que expresaban tristeza.
En resumen, aunque la IA puede ser útil en salud humana, es esencial reconocer sus limitaciones y riesgos.
La tecnología nos une a través de la distancia, derribando barreras físicas y temporales. ¿Esto es realmente beneficioso para nuestra mente o solo alimenta una fantasía?
Ciertamente, la tecnología ha derribado barreras, facilitado la comunicación y el aprendizaje a través de zonas horarias y fronteras. Una de cada cuatro personas adultas declara estar conectada en línea todo el tiempo. Pero existen preocupaciones sobre sus efectos en la estructura y función cerebral.
Las investigaciones indican tanto efectos positivos como dañinos. Entre los efectos negativos se encuentran: aumento de síntomas de déficit de atención, deterioro de la inteligencia emocional y social, aislamiento, alteraciones en el desarrollo cerebral y disminución de la memoria de trabajo. La OMS publicó en 2019 estrictas pautas sobre el tiempo frente a pantallas en niños. Su uso intensivo también se ha vinculado con depresión, ansiedad y problemas de sueño.
En niños menores de 3 años, un mayor tiempo de pantalla se ha relacionado con peor desarrollo del lenguaje, menor función ejecutiva y más problemas de sueño. En niños mayores se observan dificultades para reconocer emociones en rostros y señales sociales si se comparan con aquellos cuyo uso está restringido. También existe el riesgo de adicción a la tecnología, con una prevalencia global de alrededor del 6%, más alta en algunos lugares. La adicción a internet se asocia a mayor impulsividad, hiperactividad y síntomas de déficit de atención en escolares.
Por el lado positivo, ciertas herramientas en línea y videojuegos pueden proporcionar ejercicios mentales que activan el cerebro, mejoran la conectividad neuronal, el sueño, reducen la ansiedad y mejoran la memoria. Un estudio encontró que cirujanos que jugaban videojuegos más de tres horas semanales cometían menos errores quirúrgicos, respondían más rápido y tenían mejores habilidades laparoscópicas.
El multitasking, consecuencia de pasar mucho tiempo en línea, se sabe que afecta negativamente al rendimiento, y esta habilidad decae con la edad. Sin embargo, algunos videojuegos han demostrado mejorar la atención, la memoria de trabajo y la capacidad de multitarea.
En conclusión, hay argumentos a favor y en contra. Cuando se usan programas específicos de manera moderada, la tecnología puede ser beneficiosa. En niños debe usarse con cautela y acompañamiento parental. En definitiva, la tecnología puede ser útil o dañina según cómo se utilice y según la vulnerabilidad de la persona.
¿Qué factores ambientales tienen mayor impacto en nuestra salud mental?
Tanto el entorno social como el natural influyen en nuestra salud mental.
En el entorno social, diferentes formas de abuso (sexual, físico y emocional) han demostrado tener un impacto negativo en la salud mental en la vida adulta, y se asocian con psicosis, trastornos del estado de ánimo y consumo de sustancias. La soledad, el aislamiento social y la falta de una red de apoyo también contribuyen a la depresión y a una peor salud física en general. A gran escala, los grandes conflictos que afectan a la población civil favorecen el desarrollo del trastorno de estrés postraumático (TEPT), una enfermedad incapacitante que puede conducir a depresión crónica y abuso de sustancias.
Los desastres naturales, como terremotos o inundaciones, también son causa de TEPT. Asimismo, estudios han mostrado una relación entre la urbanización densa y la prevalencia de enfermedades mentales. La alta densidad poblacional puede generar estrés crónico debido al ruido, la contaminación, el crimen y la falta de civismo. Por el contrario, la presencia de espacios verdes y zonas caminables parece ser un factor protector frente al desarrollo de enfermedades mentales.
¿Cómo influye la falta de comunicación en nuestro comportamiento?
La falta de comunicación puede tener un efecto adverso en la calidad de nuestras relaciones. Mantener relaciones saludables es importante para la salud física y mental. Estudios han demostrado que la ausencia de relaciones sociales predice la mortalidad por cualquier causa. Niveles bajos de apoyo social se asocian con mayores tasas de enfermedades cardiovasculares.
La falta de comunicación puede deberse a problemas físicos como la sordera, a trastornos neurológicos, psiquiátricos (por ejemplo, esquizofrenia grave) o a la falta de habilidades sociales.
El impacto en la conducta puede manifestarse en mayor frustración, estrés, ira y resentimiento. Hacia fuera, esto se traduce en irritabilidad, impaciencia, incluso violencia o retraimiento social. Se genera un círculo vicioso en el que familiares y amigos se alejan como medida de protección o por agotamiento, lo que refuerza los sentimientos de incomprensión y aislamiento. Todo ello aumenta el estrés y el riesgo de enfermedad física y mental.
¿Cómo evalúa la medicina psiquiátrica el optimismo?
El psicólogo Rick Hanson afirma que el cerebro humano es como velcro para las experiencias negativas y como teflón para las positivas. Desde una perspectiva evolutiva, estamos predispuestos al sesgo negativo para sobrevivir en situaciones de peligro.
La teoría de la indefensión aprendida, base psicológica de la depresión, describe cómo, tras estar sometido a estresores incontrolables, un individuo cree que no tiene poder para cambiar la situación, incluso cuando sí existen oportunidades. Esto lleva a la pasividad, la falta de motivación y la desesperanza, todos ellos asociados con depresión y TEPT.
El optimismo es la antítesis de la desesperanza. La psiquiatría está más acostumbrada a evaluar el pesimismo que el optimismo. Existen escalas para medir actitudes disfuncionales, rumiaciones, desesperanza o indefensión aprendida, pero pocas para evaluar el optimismo. El pesimismo también se explora en entrevistas clínicas, especialmente en la triada negativa de la depresión: visión negativa de uno mismo, del futuro y del mundo.
Un optimismo excesivo también puede ser problemático, como en la manía, donde la persona cree que todo es posible, incluso poniendo en riesgo su vida.
Sin embargo, estudios con el Life Orientation Questionnaire muestran que mantener una visión optimista reduce el riesgo de trastornos del estado de ánimo, ansiedad y abuso de alcohol. El optimismo contribuye al bienestar y la salud mental.
La terapia cognitivo-conductual trabaja con los pensamientos negativos para que el paciente cuestione su validez y genere una visión más equilibrada de la vida. Se promueve el uso de diarios de gratitud para registrar pequeños eventos positivos cotidianos.
El objetivo es inclinar la mente hacia un equilibrio en el que lo positivo tenga el mismo peso que lo negativo.
Las redes sociales son un medio de comunicación, pero ¿qué retos plantean para la salud mental? ¿Qué recomendaría para un uso saludable?
Los riesgos principales son la adicción, la paradoja del aislamiento social y el empeoramiento de problemas como la ansiedad social. Las habilidades sociales pueden verse afectadas, especialmente en niños que dependen desde pequeños de las redes para comunicarse.
También existen problemas ampliamente difundidos, como el ciberacoso, que en algunos casos ha llevado al suicidio de escolares.
Para un uso saludable, recomiendo restricción en niños y adolescentes y uso moderado en adultos.
Éxito y fracaso: ¿cómo afectan a la salud mental?
“El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatal: lo que cuenta es el coraje de continuar.” (Winston Churchill).
El fracaso puede generar angustia emocional y provocar depresión o ansiedad. No obstante, no todas las personas que fracasan se derrumban. Factores protectores incluyen: autoestima alta, estilo atribucional positivo (explicación optimista de las causas del fracaso) y menor perfeccionismo.
El éxito puede tener un impacto positivo, siempre que no esté impulsado por baja autoestima o miedo al fracaso y la humillación. En esos casos, la búsqueda de éxito puede generar estrés crónico, con consecuencias en forma de depresión, ansiedad, adicciones y problemas físicos.
Usted es experta en mindfulness, entre otras áreas. ¿En qué consiste esta terapia y cómo puede beneficiar a la salud mental?
“Mindfulness es prestar atención de una manera particular, intencionadamente, en el momento presente y sin juzgar.” — Jon Kabat-Zinn.
El mindfulness es la práctica de estar plenamente presente y consciente de las experiencias a medida que surgen, sin reaccionar en exceso ni dejarse arrastrar por pensamientos y emociones.
Incluye varias prácticas: meditación, movimiento consciente, caminatas conscientes, alimentación consciente o simplemente estar atentos en actividades diarias.
Lo opuesto a mindfulness es vivir en “piloto automático”: tan absorbidos en pensamientos o fantasías que desconectamos del presente. Todos hemos conducido por una ruta conocida y llegado al destino sin recordar el trayecto. Esto no sería un problema salvo cuando ese piloto automático nos lleva a pensamientos oscuros y recurrentes que pueden desencadenar depresión.
Jon Kabat-Zinn integró el mindfulness en la práctica médica con su programa de reducción de estrés basado en la atención plena (Mindfulness-Based Stress Reduction, MBSR), para pacientes crónicos con dolor o problemas cardiovasculares. El éxito de este programa llevó a una expansión de enfoques basados en mindfulness para la depresión, la ansiedad y las adicciones. Se ha demostrado que reduce recaídas en adicción y depresión y mejora la calidad de vida.
El mindfulness también se ha incorporado a terapias como la terapia de aceptación y compromiso (ACT), la terapia dialéctico-conductual (DBT) y la terapia centrada en la compasión.
Se ha introducido además en lugares de trabajo, escuelas y prisiones para promover el bienestar mental y el manejo del estrés. Mejora la atención, el estado de ánimo, disminuye la ansiedad y fomenta una actitud más compasiva hacia uno mismo y hacia los demás.
En un mundo que valora el “hacer” constante, el mindfulness nos recuerda la importancia y los beneficios del “no hacer”.
¿Podemos hablar de una persona mentalmente sana? ¿Qué condiciones debe cumplir?
Sí, del mismo modo que hablamos de una persona físicamente sana. Una persona mentalmente sana dispone de buenas estrategias para afrontar el estrés, no se ve paralizada por pensamientos o emociones negativas y mantiene relaciones interpersonales satisfactorias y saludables.
Esto no significa que nunca atraviese tristeza, ansiedad o frustración ante pérdidas, fracasos o desilusiones: esas son reacciones normales. Podemos reforzar nuestra salud mental igual que nuestra salud física, mediante ejercicio, contacto con la naturaleza y buena alimentación. La actividad física ha demostrado ser beneficiosa contra la ansiedad y la depresión. Además, cada vez hay más interés en la psiconutrición y el impacto de la dieta en la salud mental.
El apoyo social también es crucial. Los actos de bondad hacia otros tienen un efecto positivo en la salud mental. La soledad, por el contrario, daña tanto la salud física como la mental.
El ocio y la diversión —ya sea con actividades recreativas o con momentos valiosos con amigos y familia— también son esenciales. Nunca debemos olvidar al niño que llevamos dentro ni la importancia de jugar y disfrutar.
¿Qué valor tiene el arte en el bienestar y la recuperación de los pacientes?
Desde hace miles de años, las personas han utilizado el arte como medio de expresión, sanación y comunicación.
El arte puede desempeñar un papel importante en la recuperación de los pacientes: permite expresarse con más libertad, conectar con sus emociones, mejorar la autoestima y las relaciones interpersonales.
Se han empleado diversas formas artísticas como opción terapéutica: teatro, danza, musicoterapia, pintura y dibujo. La arteterapia ha demostrado reducir la ansiedad y mejorar la regulación emocional mediante una mayor aceptación de las emociones.
Un estudio en el British Journal of Psychiatry mostró que mujeres con depresión posparto se recuperaban más rápido si participaban en un grupo de canto que en el grupo de control. Otros estudios han encontrado mayor conciencia emocional en pacientes con esquizofrenia que participaron en grupos de arteterapia.
El arte ayuda a sobrellevar el estrés y la desesperanza, aligera la carga de enfermedades crónicas, contribuye a sanar traumas emocionales, fomenta la autoconciencia y la reflexión, facilita respuestas más adecuadas en situaciones difíciles y puede transformar conductas y pensamientos. Para un paciente profundamente traumatizado, el arte puede ser la vía para expresar lo indecible.
La arteterapia responde a necesidades sociales, espirituales, emocionales y clínicas del paciente. No olvidemos que la palabra psiquiatría significa literalmente “tratamiento médico del alma”.
El cardiólogo catalán Josep Brugada dijo una vez que la felicidad es una de las mejores medicinas para la salud cardiovascular. ¿Ocurre lo mismo con la salud mental?
La felicidad es un estado de bienestar que contribuye a una mejor salud mental. Está asociada con menor riesgo de enfermedades crónicas, mejor función inmunológica y menores niveles de estrés.
Muchas veces se asocia la felicidad con éxito material o aprobación externa, pero esas sensaciones suelen ser fugaces. La verdadera felicidad que protege la salud mental proviene de un núcleo estable de bienestar, que surge de vivir una vida con sentido y en armonía con los propios valores.
Viktor Frankl, sobreviviente de un campo de concentración nazi, lo ilustró en su libro El hombre en busca de sentido.
Ese núcleo estable se cultiva reflexionando sobre lo realmente importante, ya sea mediante mindfulness u otras prácticas contemplativas. Esto mejora la relación con uno mismo y con los demás. Sin embargo, en nuestra sociedad pocas veces nos detenemos a reflexionar, aunque como decía Jon Kabat-Zinn: “nuestra vida depende de ello”.
Conocernos mejor nos permite aceptar las emociones difíciles y la impermanencia de las experiencias, tanto negativas como positivas. Nos ayuda a vivir según nuestros valores más profundos. Carl Jung hablaba del proceso de individuación como meta del viaje psíquico del ser humano: un servicio no solo a uno mismo, sino también a la sociedad.
Cuanto más integramos las distintas facetas de nuestra psique, más saludables y honestas son nuestras relaciones con nosotros mismos y con los demás. Cultivar el bienestar es vital porque sostiene a las personas en momentos difíciles y promueve la salud física y mental.
En meditación existe una metáfora: la montaña. La montaña permanece firme y fiel a sí misma, sea verano o invierno, día o noche, bajo relámpagos o nieve. Así debería ser también nuestro bienestar interior.
An Interview with Dr. Josephine Loftus
I am honored to present my interview with Dr. Josephine Loftus, one of the most respected and renowned authorities in psychiatric medicine. In this conversation, we address the impact of new technologies on human behavior, the importance of communication, the value of happiness, and the role of art in mental health.
In her work as a psychiatrist, Dr. Josephine Loftus has specialized in mood disorders, personality disorders and attention deficit hyperactivity. She has focused on integratiing biological and psychotherapeutic approaches including mindfulness based approaches into her practice. During her time as assistant clinical director in the Department of Psychiatry at the Princess Grace Hospital, Monaco, she established an Alzheimer’s unit, a mood disorders unit, integrated the French network of Bipolar Disorder assessment centers by establishing a diagnostic center in her department. She also initiated psychotherapeutic groups for the treatment of chronic pain, introduced and encouraged training in mindfulness,cognitive behavioural therapy and compassionate focused therapy.
She was made a fellow of the Royal College of Psychiatrist, UK in recognition of her contribution to clinical work and research in psychiatry. She has recently retired from her Hospital position but plans to continue her journey in the field of psychiatry.
Dr. Josephine Loftus stands as a true reference in the field of medicine. It is a privilege to share her insights, those of a distinguished professional and an extraordinary individual: a great humanist, a devoted admirer of art and science in all its forms, and an exceptional communicator.
Interview by Houda Bakkali
What are the main mental health problems currently being diagnosed?
About 1 in every 8 people in the world live with a mental health disorder according to statistics from the World health Organisation (WHO). Mental health issues contribute to approximately 16% of the global disease burden.
Depression and anxiety are the most common mental disorders diagnosed. Depression is one of the leading causes of disability worldwide. The number of people living with depression and anxiety has significantly increased since the COVID 19 pandemic. Post traumatic stress disorder is also on the increase given the growing number of conflicts worldwide where civilians are severely impacted by the violence of warfare and displacement from their homes.
What are the main challenges facing psychiatric medicine?
There are several challenges facing psychiatric medicine. The most important one is lack of resources. Services are underfunded making it difficult to meet the needs of increasingly complex and needy patients. Mental health disorders such as schizophrenia and bipolar disorder begin in the late teens or young adult stage of life and require lifelong psychiatric care in the majority of cases. In the absence of professional treatment, young people can resort to substance abuse as a form of self-medication.
Prevention, early diagnosis and treatment can have a positive impact on outcome and quality of life. Large case loads and the increasing administrative burden means that psychiatrists are unable to provide the regularity of follow-up recommended in clinical guidelines. Mental health professionals also have to deal with more violent situations in the course of their work due to the increase in substance abuse. This is also true for colleagues working in the area of physical health.
Psychiatry is facing a major recruitment problem in many countries leading to a shortage of psychiatrists at a time when they are sorely needed. So, one of the main challenges is trying to plug the gap between what is needed and what is available in terms of care. Psychiatry has long been an underfunded area of medicine and could be said to suffer from the same form of stigmatization as the patients it treats. The increase in anxiety and depressive disorders especially in young people since the COVID-19 pandemic has raised awareness and in some countries lead to promises of increased funding.
More than ever, psychiatrists need to play an active role in education and in raising the profile of mental health problems by lobbying government members. Fondation FondaMentale has shown the way in France. It is a trust devoted to early diagnosis, prevention, psychoeducation and personalized treatment plans which has succeeded in obtaining government and private finance to promote research and raise the public profile of mental illness. We need more dynamic people who do this kind of work.
Another major challenge facing psychiatric medicine and medicine in general is that doctors are not reduced to diagnostic and prescribing technicians who lose the ability to connect with patients and their suffering. In an era where the business model is taking over medicine, where goals and efficiency are of paramount importance and technology is advancing at a rapid pace, it is more important than ever for doctors to remember that they are dealing with a feeling, thinking human being. It is important to maintain the “art “ of medical practice.
Mental health and Psychiatry are not the same thing. How are they related? How do they benefit each other?
Mental health as defined by the WHO is a state of mental well-being that enables people to cope with the stresses of life, realise their abilities , learn well and work well, and contribute to their community. It includes our emotional, psychological and social well-being. The emphasis here is on well-being in all domains which enables the individual to function in all areas of his/her life and to establish lasting and meaningful relationships with others.
Once the balance between these domains of wellbeing is affected, the risk of developing a mental health problem with a significant disturbance in cognition, emotional regulation and behaviour is increased and so is the need for psychiatric follow-up. Obviously, these difficulties will exist on a spectrum of mild, moderate and severe and those at the mild end are unlikely to require psychiatric help.
Psychiatry is the area of medicine which focuses on the diagnosis, treatment and prevention of mental, emotional and behavioural disorders. The ultimate goal of Psychiatry is not just to alleviate symptoms and prescrible medication but to provide a multidisciplinary treatment plan which will enable the patient to recover their mental well-being in all domains. This is not always a straightforward process. In the case of the development of a lifelong chronic illness, the initial starting post of mental well-being and what it means may have to be adjusted through a long process of acceptance of the limitations on personal, social and professional aspirations imposed by the illness. This can also be a difficult process for family members whose mental well-being is also impacted by the patient’s illness. A lot of the work in Psychiatry by mental health professions is oriented towards helping patients find that balance in order to promote well-being and to lead meaningful lives in their communities.
Of course, an individual who meets all the criteria of mental well-being will have more resilience should he/she develop a mental health problem after a traumatic life event and be more likely to make a complete recovery than someone whose mental well-being in one or two domains is fragile from the outset due to an adverse environment in childhood or adolescence.
Many mental illnesses remain a stigma and a taboo for patients. How can we break down these barriers?
Education, raising the public profile of mental illness, challenging stereotypic views of mental illness and most of all getting rid of the divide “us and them.”
This is perhaps the origin of the stigma, the fear that mental illness may affect us too in the way that people were terrified of the plague in the past. The experiences described by people with mental illness are not alien to the population in general. We all know what it is like to suffer profound, paralyzing sadness following a bereavement, a state of euphoria when we fall in love and otherwise healthy people can experience auditory hallucinations. What is different in a person who suffers from mental illness is not the nature of the experience but the intensity, frequency and suffering generated by these experiences. That is what differentiates someone with a mental health problem from a healthy person. It is also important to remember that none of us is immune to developing a mental health problem.
The media plays an important role and has done so in publishing the stories of celebrities who talk openly about their bipolar disorder, substance abuse or depression. The media needs to be more responsible when reporting violence perpetrated by a psychiatric patient. These incidences, although extremely rare, usually get front headline treatment whereas other violent acts committed by criminals with no psychiatric history are relegated to a small paragraph at the bottom of a page. The reality is that the majority of violent crimes are committed by sane people and not by people with a mental illness. Usually when they happen, there is also substance abuse involved which increases the risk of violent behavior.
So, stigma needs to be tackled at a societal level and also at an individual level, beginning with the patient who suffers the most from stigma but who also stigmatizes him/herself because of the illness. This requires a psychotherapeutic approach to enable them to change the way they see themselves and their illness. They can’t control how others see them but they can control how they see themselves. This type of work is often done in a group context with well-established protocols.
Ensuring people with mental health problems have access to a supportive work environment is also important.
There are increasingly more technological applications being implemented in therapies and diagnoses in the field of psychiatry. How do you evaluate this?
These technological applications will improve access to care especially for geographical areas where there is a penury of psychiatrists and other mental health professionals. Tele psychiatry consultations provides access to mental health professionals and crisis support. Telehealth and applications providing cognitive behavioral therapy, enable diagnostic and therapeutic approaches which can transcend geographic boundaries. One AI chatbox tool which delivers cognitive behavioral therapy for depression has been shown to be effective in reducing symptoms of depression and anxiety in clinical trials. Other AI chatbox tools helps connect patients with licensed therapists appropriate to their needs.
Symptom tracking, mood monitoring and behavioral changes can be monitored through apps and can signal changes in mental state and an impending relapse. Immersive exposure therapy through Virtual Reality can help people with phobias and social anxiety who have difficulty travelling to see therapists or carrying out the exercises required to treat their phobias.
Technology allows massive amounts of clinical data to be processed in order to predict changes in mental health and also to identify disease subtypes and disease progression. The data collected can potentially lead to a more individualized approach based on a patient’s pattern and profile as opposed to a one suits all approach.
In theory, these approaches have great potential for increasing access to care, monitoring, symptoms, improving treatment compliance, facilitating diagnosis and the implementation of more personalized treatment plans based on big data analysis.
Some of the approaches seem quite intrusive because of constant monitoring but with a generation who has grown up with smartphones, this may not be a problem. This approach will also give the patient a greater role and more responsibility in the management of their mental health problems which is important.
How does AI impact our mental health?
At one level AI has been described as having a potentially transformative and revolutionary effect on mental health through its capacity to analyze extensive data sets and complex human behaviors. It’s integration into overburdened mental health services could enhance early detection, provide personalized treatment plans, and support offered through innovative platforms could make care more accessible and improve mental well-being. There are also several AI apps to help therapists obtain feedback from patients and better adapt their therapy to patient needs.
So, AI has the potential of having a beneficial effect on mental health. However, there are ethical considerations such as the lack of a comprehensive regulatory framework for the use of AI in mental health, the protection of privacy and the need to preserve the human element. AI should be used as a supplementary tool and not replace the human element in therapy. A recent study from Stanford demonstrated that AI chatbox tools used in mental health failed to pick up on suicide intent. The same study also showed that after exposure to different clinical cases including depression, addiction and schizophrenia, different AI chatboxes showed increased stigma to the cases with schizophrenia.
There have also been recent reports of negative effects of AI on mental health with an increase in psychotic symptoms, increasing dependence on AI, bad decision making based on AI including advice on assisted dying and how to commit suicide when people communicated a feeling of sadness. Although potentially useful in the field of human health, its limitations and dangers need to be recognized.
Technology unites us across distance, breaking down physical and temporal barriers. Is this really beneficial for our minds, or does it merely fuel a fantasy?
Certainly, technology has broken down barriers, facilitated communication and training across time zones and geographical barriers. One out of four adults report being online all of the time. But there are concerns about the effects on our brain structure and function. Evidence from research indicates that technology may have both positive and harmful effects on our brains.
There is evidence that harmful effects of technology may be increased attention deficit symptoms, impaired emotional and social intelligence, social isolation, impaired brain development and a decrease in working memory capacity. The World Health Organisation (WHO) published strict guidelines about children’s screen time use in 2019 based on the results of research. Intensive use was also linked to depression, anxiety and sleep disturbance. Increased screen time in children under age 3 has been linked to poorer early language development, poorer executive functioning and greater sleep problems.
Older children have shown impairments in the recognition of emotions from photographs of facial expression and social cues by comparison with children whose screen time is restricted. There is also the risk of technology addiction. The global prevalence is around 6% with greater prevalence in some areas. Internet addiction is associated with greater levels of attention deficit symptoms, impulsivity and hyperactivity in schoolchildren.
On the positive side it has been shown that certain online tools, programs and videogames can provide mental exercises which activate the brain, improve connectivity between different neural circuits, improve sleep, diminish anxiety and improve memory. One study found that surgeons who played videogames more than three hours per week made fewer surgical errors, had faster responses and better laporoscopic and suturing skills.
Multitasking is one of the consequences of spending a lot of time online and is known to have a negative impact on performance. It is also a skill which declines with age. However, interestingly enough, certain videogames have been shown to improve attention, working memory and the ability to multitask.
So, in conclusion there are arguments for and against technology. It would appear that when targeted programmes and tools are used in a moderate manner, technology may have a beneficial effect. In children, it needs to be used with caution but may be beneficial when accompanied by parent interaction. In other words, technology can be beneficial or harmful depending on how it is used and the particular vulnerability, in terms of age or emotional fragility of the person using it.
What environmental factors have the greatest impact on our mental health?
The social and natural environment both have an impact on our mental health.
In the social environment, different forms of abuse (sexual, physical and emotional) have all been shown to have a negative impact on mental health in adult life and are associated with psychosis, mood disorders and substance abuse. Social isolation, loneliness and lack of a support network have been shown to contribute to depression and poorer physical health in general. On a larger scale, major conflicts affecting civilian populations contribute to the development of post-traumatic stress disorder (PTSD), an incapacitating disorder which can lead to substance abuse and chronic depression.
Major natural disasters such as earthquakes or flooding are also a cause of PTSD. Studies have also shown an association between dense urbanization and the prevalence of mental illness. High population density can lead to chronic stress due to stressors like noise, pollution, crime and incivilities. The number of green spaces and walkable areas would appear to be a protective factor against the development of mental illness.
How does a lack of communication influence our behaviour?
Lack of communication can have an adverse impact on the quality of our relationships with others. Maintaining healthy relationships with others is important for our physical and mental health. Studies have shown that the absence of social relationships has been shown to predict mortality from every cause. Low levels of social support are associated with higher levels of cardiovascular disease.
Lack of communication can be due to physical impairments such as deafness, neurological disorders, psychiatric disorders as in severe forms of schizophrenia and poor social skills.
Lack of communication can impact our behaviour through increased frustration, stress , anger and resentment. Outwardly this can manifest itself as irritability, impatience, perhaps even violent behaviour and social withdrawal. A vicious circle is installed whereby family, friends and acquaintances also withdraw as a protective measure or through exhaustion. This reinforces the feelings of incomprehension, anger and frustration and results in further social isolation and a loss of network. This leads to increased stress and a greater risk of physical and mental illness.
How does psychiatric medicine evaluate optimism?
Dr Rick Hanson, a psychologist, states that human brains are like scotch for negative experiences and Teflon for positive experiences. From an evolutionary perspective, our brains are primed for negative biases in order to counteract potentially dangerous situations. Learned helplessness is a psychological theory of depression based on animal experiments where the animal was deprived of all control over an external stressor. Applied to humans, learned helplessness is a state of mind where an individual after repeated exposure to uncontrollable negative events, believes they are powerless to change the situation even if opportunities exist to do so. The result is passivity, lack of motivation and a sense of hopelessness. Learned helplessness is associated with depression and PTSD. Optimism is the antithesis of hopelessness. Psychiatric medicine is more accustomed to assessing pessimism than optimism.
Rating scales exist to assess dysfunctional attitudes, ruminations, learned helplessness and hopelessness. Few exist to assess optimism. Pessimism is also explored in clinical interviews through exploration of the negative triad in depression-negative attitudes about oneself, the future and one’s relationship with the world. Excessive optimism can also be a problem as in mania where the individual concerned believes everything is possible, to the point of endangering his/her own life.
However studies using the Life Orientation Questionnaire have looked at the relationship between Mental Disorders and optimism and concluded that maintaining an optimistic view reduced the risk of mood disorders, anxiety disorders and alcohol abuse. Optimism contributes to mental health and overall sense of wellbeing. Cognitive behavioural therapy focuses on negative thoughts and helps the individual challenge the validity of these thoughts through reasoning and beahvioural experiments in order to develop a more balanced mental attitude to life. Gratitude journals are encouraged in order to enable patients to note the multitude of minuscule positive situations encountered each day.
The idea is to tilt the brain from a negative towards a more balanced mindset where positive experiences whether they are thoughts, emotions or real life situations have equal salience to negative events.
Social media is a means of communication, but what challenges do they pose for mental health? What would you recommend for healthy use of it?
Addiction, paradoxically social isolation and worsening of conditions such as social anxiety.
Social skills may also be impaired especially in children who depend on an early age on social media for communication. There are also other well mediatized challenges such as on-line bullying which has tragically lead to suicide in schoolchildren.
For healthy use, I would recommend restricted use in children and adolescents and moderate use in adults.
Success and failure: how do they affect mental health?
“Success is not final, failure is not fatal: It is the courage to continue that counts.”(Winston Churchill).
Failure can engender emotional distress and cause depression and anxiety. Not everyone who experiences failure collapses. Protective factors according to studies appear to be higher self-esteem, a more positive attribution style for the cause of failure, and a tendency to be less perfectionistic in order to meet societal values.
Success can have a positive impact on mental health creating a sense of well-being unless the need for success is driven by poor self- esteem and a fear of failure and humiliation. In this case, the drive for success can create chronic stress which in turn can lead to substance abuse, anxiety depression and physical health problems.
You are an expert in mindfulness, among other areas. What does this therapy consist of, and how can it benefit mental health?
Mindfulness is a way of paying attention in a particular way on purpose, in the present moment and nonjudgementally” Jon Kabat Zinn.
Mindfulness is the practice of being fully present and aware of your experiences as they arise, without overreacting or being swept away by thoughts and emotions.
Mindfulness incorporates several practices which include meditation, mindful body movement, mindful walking, mindful eating or being mindful during other daily activities.
The opposite to mindfulness is being on automatic pilot where we are so lost in our thoughts or daydreaming that we are no longer connected to the here and now. All of us have had the experience of driving on a familiar route and arriving at our destination with no recollection of the journey because we were so absorbed in our thoughts. This in itself is not a problem except when automatic pilot takes us down alleyways of dark brooding thoughts and feelings that can eventually spiral into a depressive illness. We are living our lives through the prism of the stories in our mind and not the real experience as it is unfolding.
Jon Kabat Zinn, integrated mindfulness into medical practice through his mindfulness based stress reduction programme (MBSR) for chronically ill patients with intractable pain or cardiovascular problems. The success of his programme has lead to a mushrooming of mindfulness based approaches for physical and mental health problems such as depression, anxiety and substances abuse. It has been shown to reduce relapse rates in addiction and depression and to improve the overall quality of life. Mindfulnnes has been incorporated into psychotherapeutic approaches such as acceptance and commitment therapy, dialectical behavioural therapy and compassionate focused therapy.
Mindfulness practices have also been introduced into the workplace, schools and prisons in order to promote mental well-being and help cope with stress. It improves attention, mood, decreases anxiety and through its non-judgemental approach, encourages a more compassionate attitude towards oneself and others. In a world where constant doing is highly valued, mindfulness reminds us of the value and benefits of non-doing.
Can we talk about a mentally healthy person? What conditions must be met?
We can talk about a mentally healthy person in the same way that we talk about a physically healthy person. A mentally healthy person has good coping strategies to manage stress, is not overwhelmed by negative thoughts and emotions to the point of being paralysed physically and mentally and is capable of maintaining satisfying healthy relationships with others. This does not mean that a healthy person will not traverse periods of sadness, negative thoughts, anxiety and frustration in response to difficult situations such as bereavement, professional and sentimental disappointments but these are appropriate reactions in given situations. We can work at reinforcing our mental health in the same way that we work at improving our physical health through physical activity , time spent in nature and good nutrition. Physical activity has shown to be beneficial for anxiety and depressive symptoms and over the past decade, there has been increasing interest in psychonutrition and the impact food has on our mental health.
A good social network and support is very important. Acts of kindness to others has also been shown to have a beneficial effect on mental health. Loneliness has a deleterious effect on mental and physical health so the importance of social contacts cannot be sufficiently underlined. Having fun whether that be through leisure activities or precious moments with friends and family plays an important part in maintaining our mental health. We should never forget the child in ourselves and the importance of having fun.
What value does art have have in the well-being and recovery of patients?
For thousands of years, people have used art as a means of self-expression, healing and communication.
Art can play an important role in the recovery of patients. It enables patients to express themselves more freely, to connect with their emotions, improve self-esteem and interpersonal relationships. Various art forms have been used as treatment options- theatre, dance movement psychotherapy, music therapy, painting and drawing. Art therapy has been shown to decrease anxiety and promote better regulation of emotions though a better acceptance of emotions. A recent study in the British Journal of Psychiatry showed that women suffering from post-partum depression recovered d sooner if in a singing group as opposed to the control group. Studies have shown greater emotional awareness scores in patients with schizophrenia who were assigned to an art therapy group.
Art therapy can help people cope with stress and despair and diminish the burden of chronic illness. It can contribute to the healing of emotional trauma, enhance awareness of oneself and others, help cultivate the capacity for self-reflection, help generate more appropriate responses to difficult situations and transform behaviours and thinking. Art therapy can be a way for a deeply traumatized patient to express the unthinkable.
Art therapy answers the social, spiritual, emotional as well as the clinical needs of the patient. Let us not forget that the word psychiatry literally means ”medical treatment of the soul.”
The Catalan cardiologist Josep Brugada onces said that happiness is one of the best medicines for cardiovascular health. Does the same hold true for mental health?
Happiness is a state of well-being that contributes to better mental health. Happiness is associated with a reduced risk of chronic illness, better immune function and lower levels of stress. Happiness is often associated with material success, external approbation and validation which can lead to a fleeting sense of joy and pleasure. The happiness that leads to good mental health is related to a more stable core feeling of wellbeing that comes from living a life that has meaning and is in harmony with one’s own values. This may not always be easy but ultimately will be rewarding and provide peace of mind and increase resilience in the face of adversity. Viktor Frankl, a survivor of a Nazi concentration camp illustrated this point in his book ”Man’s Search for Meaning.”
A core feeling of well-being comes from reflecting on what is fundamentally important in one’s life, reflecting through mindfulness or other contemplative approaches on the way the mind functions and one relationship with thoughts and emotions. This not only changes one’s relationship with oneself for the better but also one’s relationship with others. In the society in which we live, people rarely take time to stop and reflect yet as Jon Kabat Zinn, once said of meditation, our life depends on it. Knowledge of ourselves can lead to greater acceptance of our distressing emotions and thoughts as well as the impermanence of things both negative and positive. It enables us to understand what is truly important for us in our lives and live according to those values. Carl Jung, the Swiss psychiatrist talked about the process of individuation as being the ultimate goal of the psychic journey of man. This was viewed by him as not only a service rendered to onself but also to society.
The more we integrated the different facets of our psyche, the healthier and more honest our relationship with ourselves and others become. Cultivating a sense of wellbeing is important as it helps sustain people through difficult situations and promotes physical and mental health. In meditation, there is a practice that uses the mountain as a metaphor. The mountain remains present and true to itself whether it be summer of winter, night or day, lightning and thunder or snow and scorching sun.
DR. JOSÉ MARÍA BAYAS: “Es importante la información y la educación sanitaria sobre los beneficios y la seguridad de las vacunas”
“Un aspecto que interesa destacar muy especialmente de las vacunas, que, si es absolutamente privativo de las vacunas y no tiene ningún otro fármaco, es la inmunidad de grupo, la inmunidad colectiva.“
“El grado de seguridad, podríamos decir que es siempre abrumadoramente superior al daño que produce la enfermedad.”
“El distanciamiento de sectores de población de las vacunas es, paradójicamente, un efecto colateral del éxito de las vacunas en los últimos 50-70 años, es aquello de morir de éxito.”
“Es importante también vigilar las fuentes de bulos y de desinformación en prensa escrita, prensa digital, televisión, etc., para poder actuar en consecuencia.”
Entrevista de Houda Bakkali
El Dr. José María Bayas, es una de las voces más relevantes en medicina preventiva y epidemiología. Una figura destacada en el estudio de las vacunas y también en la divulgación del conocimiento médico. En este encuentro comparto su visión y criterio sobre el valor de la comunicación y la educación en materia de vacunas. También sobre los desafíos, los beneficios y riesgos de estos fármacos y su impacto en la salud pública y en la calidad de vida.
El Dr. Bayas ha sido Jefe de Servicio y Consultor Senior del Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiologia y responsable del Centro de Vacunación de Adultos del e Hospital Clínic de Barcelona, así como profesor asociado de Salud Pública de la Universidad de Barcelona y Coordinador de la Unidad Docente de Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital Clínic de Barcelona. Ha investigado y publicado, fundamentalmente, en áreas de la vacunología en temas relativos a hepatitis A, hepatitis B, gripe, gripe aviar y pandémica, papiloma virus, herpes zóster, nuevas vías de administración y nuevos adyuvantes. Ha participado en más de 50 libros, guías y monografías y autor de más de un centenar de artículos en revistas científicas sobre diversos aspectos de la Medicina Preventiva y la Salud Pública y ha participado en más de 200 cursos y seminarios, así como en numerosas conferencias en el campo de su especialidad.
José María Bayas, pertenece a varias sociedades científicas y es miembro fundador de la Asociación Española de Vacunología (AEV), asociación de la que ha sido presidente durante 8 años. Ha formado parte de diversos comités de expertos en el ámbito de la vacunología en el ámbito nacional e internacional (Brighton Collaboration Anaphylaxis Working Group). También ha actuado como evaluador de la Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva (ANEP) y formó parte del Departamento Médico De GSK Vacunas España, como Vaccines Academy Head.
Explíquenos exactamente qué son las vacunas y cómo impactan en nuestro organismo.
Las vacunas son un preparado antigénico que introducido en el organismo induce a la aparición de una inmunidad adquirida activa de tipo humoral y de tipo celular, -así es en la mayor parte de vacunas-, de larga duración. Tiene que haber un riesgo mínimo y asumible de que aparezcan reacciones adversas de tipo local o general y esto es exigible a la totalidad de las vacunas. Es innegociable.
Una definición quizás más moderna, sí se me permite esta expresión, sustituye preparado antigénico por preparado biológico, porque algunas vacunas de desarrollo más reciente contienen material genético -lo cual no quiere decir que sean infecciosas de ninguna manera, por supuesto-, sería algo así como el manual de instrucciones para que sean las células del propio organismo las que elaboren estas proteínas que jugarán ese papel de antígeno con los resultados antes comentados.
¿Qué diferencia las vacunas de otros fármacos?
Las vacunas son fármacos, pero muy singulares, que se diferencian en muchas cosas de otros tipos de fármacos como un antibiótico o un fármaco para combatir la tensión arterial, por ejemplo, porque las vacunas no tienen una actuación directa sobre el organismo humano, sino que actúan a través del sistema inmune con el propósito antes indicado.
¿Tienen riesgos para la salud?
Cualquier actividad humana tiene algún tipo de riesgo, el riesgo cero no existe en prácticamente nada. Sólo los fármacos con actividad curativa o preventiva eficaz, es decir que tienen capacidad de curar o prevenir, tienen efectos secundarios que acompañan a estos efectos primarios que son el motivo de su empleo.
¿Suponen las vacunas la protección total frente a una enfermedad?, ¿en qué grado protegen y de qué depende este grado de protección?
Depende de la vacuna. Si hablamos de vacunas para prevenir una enfermedad que es producida por un único tipo de microorganismo, por ejemplo, el tétanos o el sarampión o la hepatitis A o B, la protección es prácticamente del 100% si la vacunación se ha realizado de manera correcta. Pero de algunos microorganismos existen muchos tipos, por ejemplo, neumococo, meningococo o virus gripales -que es indefinido, por los constantes procesos de mutación-, obviamente en estos casos la eficacia va a ser más limitada.
En las vacunas sistemáticas, las vacunas de calendario recomendadas a la mayoría de la población mundial, esta protección está por encima del 90-95%
La inmunidad de grupo, ¿en qué consiste?
Un aspecto que interesa destacar muy especialmente de las vacunas, que, si es absolutamente privativo de las vacunas y no tiene ningún otro fármaco, es la inmunidad de grupo, la inmunidad colectiva. Las vacunas, además de proteger al sujeto vacunado – si se consiguen ciertas coberturas, que depende de la enfermedad de la que estemos hablando,- también resultan protegidas aquellas personas que por cualquier motivo no fueron vacunadas. La explicación es que los microorganismos tendrán más dificultades para propagarse de unos sujetos a otros. Por tanto, la inmunidad de grupo o inmunidad colectiva es un beneficio añadido que tienen las vacunas. La vacuna del tétanos, enfermedad que no se transmite de persona a persona, sería una excepción. La vacuna del tétanos no confiere inmunidad de grupo.
¿De qué depende el éxito de la vacuna?
La capacidad de respuesta inmune del vacunado está limitada por las condiciones de competencia de su sistema inmune. Personas que tienen enfermedades neoplásicas, o que reciben tratamientos que deprimen el sistema inmune, van a conseguir respuestas, por ejemplo, frente a la gripe o la COVID u otras enfermedades, evidentemente más limitadas por esa situación inmune precaria previa a la vacunación.
Hace unos años me comentaba que “no hay fármacos más seguros que las vacunas”, ¿cómo están impactando los avances científicos a reforzar esta afirmación?
En los ensayos clínicos que se exigen para el desarrollo de una vacuna participan decenas de miles de sujetos, setenta mil, ochenta mil… Esto es así con las vacunas, pero no es un volumen tan grande el que se emplea para desarrollar otros fármacos. Muchos fármacos son autorizados con la participación en los ensayos clínicos de unos pocos miles de sujetos, incluso de unos pocos cientos. El dintel de seguridad para un fármaco para combatir una enfermedad grave, un cáncer, por ejemplo, obviamente es muy diferente al dintel de seguridad que vamos a exigir a una vacuna por razones que creo que son fáciles de entender. Esa alta exigencia de seguridad, la piden los organismos regulatorios que autorizan la comercialización de vacunas: la Agencia Europea del Medicamento (EMA), en el caso de Europa y organismos similares en otras áreas geográficas. Esta exigencia también procede de la propia comunidad científica, de las autoridades sanitarias que autorizarán o no el uso de esa vacuna y, evidentemente, de la propia población que no aceptaría fármacos si no tienen este alto nivel de seguridad.
Hay que pensar, además, que muchas vacunas se administran a la totalidad de la población mundial, como son las vacunas de calendario. La mayor parte de estas vacunas se van a administrar, por supuesto, a niños, a personas sanas, aunque también, sobre todo, muchas de las vacunas desarrolladas en los últimos años, se recomiendan en personas que no están sanas, con enfermedades de base y por ello en mayor riesgo de sufrir la enfermedad o sus complicaciones
¿Qué grados de seguridad se exige a una vacuna para su aprobación?
No hay una fórmula mágica. El grado de seguridad, podríamos decir que es siempre abrumadoramente superior al daño que produce la enfermedad.
¿Cómo han contribuido las vacunas a la salud individual y a la colectiva en los últimos 50 años?
El Programa Ampliado de Inmunizacion (EPI, Expanded Program of Immunization) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se inició en el año 1974, el objetivo de este programa fue conseguir que las vacunas llegaran realmente a la totalidad de la población mundial, porque en esta época, por ejemplo, en vacunas básicas como la DTP (Difteria, Tétanos, Tosferina), la cobertura mundial era del orden del 5%, -hablo de la totalidad del mundo-, esto, evidentemente, movió a los organismos internacionales para lanzar este programa ampliado de inmunización en 1974. Desde entonces, se estima que, gracias al EPI, se han evitado 154 millones de muertes, la mayor parte, del orden de 146 millones de niños por debajo de 5 años. Y de estos 146 millones, 94 millones serían muertes por de sarampión. La mortalidad infantil ha disminuido un 40% durante estos 50 años gracias a las vacunas. La tasa de mortalidad infantil (TMI) se define como el número de muertes de niños menores de 1 año por cada 1.000 nacidos vivos en un año. La TMI en 1974 en el mundo era de 92,2 por mil y en el 2024 se ha reducido a entre 25 y 37 por mil. Estos son datos de OMS-UNICEF.
La TMI en el África Subsahariana se ha reducido también de forma drástica, pero sigue siendo alta, porque estamos hablando de 45 por mil. Y, para que se tenga una idea, en la Unión Europea, es de 3,3 y en España de 2,63. Por tanto, son diferencias importantes.
La expectativa de vida que en 1964 era de 58,8 años, ha aumentado de forma considerable, siendo en el año 2024 de 73,3.
¿En qué consisten los protocolos en vacunación y por qué son importantes?
Los protocolos de vacunación son conjunto de directrices y normas de empleo de las vacunas para conseguir su uso más eficiente en diversos grupos de población. Pueden ser niños, pueden ser adultos, pueden ser diferentes subgrupos de población.
¿Quiénes elaboran estos protocolos de vacunación?
Organismos de muy diferente nivel. Organismos internacionales, la OMS, UNICEF, organismos regionales, por supuesto, las autoridades sanitarias de los diferentes países que recomiendan la vacunación en niños, en adultos o en personas en situación de riesgo. Por supuesto, las sociedades científicas, como la Asociación Española de Pediatría o la Asociación Española de Vacunología, centros de vacunación en la atención primaria o en la especializada, etc. Se definen así en estos protocolos tipos de vacuna, población objeto de esta vacunación y metodología concreta de administración y seguimiento de resultados. Estos protocolos se hacen en función de edad, en función de actividad laboral, en función de enfermedad de base, en función de viajes, etc.
¿A qué nos referimos con fatiga vacunal?
La fatiga vacunal se ha definido como desinterés, cansancio, rechazo de la población a la vacunación. Es un desinterés, un rechazo no activo, sino pasivo un poco por aburrimiento -si me permite la expresión- cuando se van recomendando vacunaciones reiteradas. Obviamente, cuando esto sucede afecta a población general pero afecta también, por ejemplo, al personal sanitario, lo cual conduce a una disminución de las coberturas con las consecuencias que todos imaginan. Por supuesto, también, es muy importante combatir en la medida de lo posible la desinformación fomentada por los grupos antivacunas. Además, tiene un gran interés desarrollar vacunas mejores, mejores en el sentido que sean de más fácil conservación, de más fácil transporte o de más fácil producción. En definitiva, superar barreras estructurales, barreras sociales y barreras científicas.
La homeopatía se presenta como alternativa a las vacunas, ¿qué supone su práctica?
Algunas mal llamadas medicinas alternativas como, por ejemplo, la homeopatía, no tienen efectos secundarios porque tampoco tiene efectos primarios. Es decir, no curan nada. Otra cosa es que se pueda dar una situación tremenda por este uso de la homeopatía si se abandonara o se dejara de lado el tratamiento médico convencional. Por tanto, siempre a la hora de plantear el uso de las vacunas o de cualquier otro fármaco, debemos tener muy en la cabeza el balance beneficio-riesgo, que en el caso de las vacunas está abrumadoramente a favor de los beneficios.
Las polémicas alrededor de las vacunas no son nuevas, ¿en qué momento estamos?
En el mundo de las vacunas están sucediendo cosas insólitas, muy preocupantes, terribles. Me estoy refiriendo al hecho de que en febrero de 2025 Robert F. Kennedy, es nombrado secretario de Salud de EEUU. Kennedy es un “acreditado” antivacunas que durante años ha sido un detractor muy activo de la vacuna del sarampión, y por supuesto, también de la vacuna del Virus del Papiloma Humano. Este señor ha sido nombrado secretario de Salud a pesar de que más de 75 premios Nobel pidieran sin éxito, al Senado de Estados Unidos que no confirmara a Robert Kennedy en esta responsabilidad. Recientemente Robert F. Kennedy ha destituido a los 17 miembros del comité científico sobre vacunas de Estados Unidos. Están por ver las consecuencias de este hecho insólito que además del daño en los EEUU, evidentemente, va a tener gran repercusión a nivel mundial. La composición del nuevo comité de 8 miembros nombrado no augura un buen futuro.
El mundo de los antivacunas se mueve en configuraciones mentales complejas, en contextos esotéricos y “conspiranoicos” (o conspirativos) que incluye, con frecuencia, componentes terraplanistas, negacionistas del cambio climático, seguidores de las llamadas “medicinas alternativas” (homeopatía, acupuntura, medicina herbal, terapias de mente y cuerpo, y otras). Ni son “medicinas”, ni son “alternativas”.
Analizar y comprender cómo se establecen y consolidan estas configuraciones mentales es urgente y muy complejo también. Requiere la participación de sociólogos, psicólogos, expertos en comunicación y muchos otros profesionales, además, obviamente, de la sociedad civil.
Antivacunas y otros negacionismos -otros negacionistas-, son muy activos y hacen amplio uso de las redes sociales, de gran utilidad en la expansión de todas estas “ideas”, vamos a llamarles “ideas”. “Ideas” que, evidentemente, carecen de toda base científica, pero resultan muy hábiles en el manejo de las emociones y en fomentar la sensación de rebelión contra “lo institucional”, herramienta poderosa en la consolidación de estos grupos.
El distanciamiento de sectores de población de las vacunas es, paradójicamente, un efecto colateral del éxito de las vacunas en los últimos 50-70 años, es aquello de morir de éxito. Se tiende a imputar a las vacunas cualquier problema de salud que simplemente está asociado en el tiempo a la vacunación. Pensando que “secuencia es consecuencia” (post hoc ergo propter hoc). Es un tipo de falacia, descrita hace tiempo, que asume que, si un acontecimiento sucede después de otro, el segundo es consecuencia del primero. Al tiempo que sucede este fenómeno, los inmensos beneficios de las vacunas son intangibles pasando desapercibidos para amplios sectores de población, precisamente, los que son más fácil presa de los movimientos antivacunas.
Las vacunas terapéuticas contra el cáncer tienen cada día más protagonismo, ¿en qué consisten?, ¿hacia dónde se dirigen los ensayos en este campo?
Las llamadas “vacunas terapéuticas contra el cáncer” actúan sobre un cáncer ya existente, estimulando la respuesta inmune frente a las células cancerosas. Estas células cancerosas contienes en su superficie elementos que actúan como antígenos, y precisamente las vacunas estarán enfocadas a atacar estos antígenos y a destruir estas células.
¿Se trata de vacunas personalizadas?
Son vacunas personalizadas, están hechas a medida para cada paciente. Serían eficaces para algunos tipos de cáncer, al menos por el momento.
Existen diferentes tipos de estas vacunas terapéuticas, basadas en células, basadas ADN, en ARN, proteínas, péptidos o vectores, etc., con diferentes mecanismos de acción. Realmente es un tema complejo.
¿En qué medida son ya parte del tratamiento oncológico?
El desarrollo y empleo de estas llamadas “vacunas” es todavía muy embrionario. Se emplean ya para algunos cánceres de próstata y melanomas, y en etapas de ensayos clínicos de tumores de mama, de pulmón y de colon.
La enfermedad de Chagas aún espera su vacuna, ¿cuáles son los avances en materia de vacunología, tanto preventiva como terapéutica?
Trypanosoma cruzi, es un parásito causante de la enfermedad de Chagas que afecta a diferentes áreas de Argentina, Bolivia, México y Brasil, fundamentalmente. Se trasmite, principalmente, por picadura de insectos vectores triatominos, que existen en estas áreas geográficas aunque también es posible la transmisión de la madre al hijo en el momento del parto y también por transfusiones o trasplantas, obviamente con sangre u órganos no controlados, incluso está descrita la vía alimentaria.
Actualmente, no hay aprobada ninguna vacuna ni preventiva ni terapéutica frente a la enfermedad de Chagas. Sí que hay estudios en vacunas avanzados, vacunas terapéuticas, que pretenden evitar las complicaciones cardiacas de la fase crónica de la enfermedad como el proyecto CRUZIVAX y otras vacunas, también terapéuticas basadas en ácidos nucleicos (ADN y ARN) que codifican una proteína sintética denominada Traspaína. Se estudian tanto como monoterapia, es decir, el uso sólo de esta vacuna terapéutica, como en combinación con un antiparasitario de uso muy común que es el benznidazol. Actualmente, por tanto, las estrategias de prevención se centran en el control de los vectores, mejorando la situación de las viviendas que sirven de nido a estos insectos vectores. En el cribado, por supuesto, de las donaciones de sangre y de las donaciones de órganos. Y, por supuesto, en el diagnóstico precoz del recién nacido de madres infectadas.
La COVID-19, ¿qué desafíos tenemos por delante para una inmunización global frente a esta enfermedad?
La vacunación frente a la COVID-19 empezó el 8 de diciembre de 2020. Entre el 8 de diciembre de 2020 y el 8 de diciembre de 2021, primer año de vacunación, se estima que las vacunas COVID-19 evitaron 14,4 millones de muertes en 185 países y territorios. Esta evaluación sería superior, de unos 20 millones cuando lo comparamos con el exceso de muertes que había habido en el año previo, que supone una estimación mejor de la verdadera magnitud de la pandemia y del impacto de la vacunación. Esto supone una reducción global de un 63% del total de muertes sólo durante este primer año de vacunación.
¿Cuántos tipos de coronavirus existen?
Conocemos 7 tipos de coronavirus que afectan a los humanos. Los 4 primeros causan catarro común, que es una enfermedad producida, además, por diferentes agentes como rinovirus, adenovirus, virus respiratorio sincitial (VRS), etc. En el año 2002 apareció en una región de china un coronavirus nuevo, el SARS-CoV, que tenía mucha más capacidad patógena, responsable del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), que afectó, fundamentalmente, a zonas de Asia, pero también otros países fuera de la región, en total unos 30 países. Se registraron 8.400 casos y 800 muertes, esto supone una letalidad del 10%. Este virus circuló apenas 3 años: 2002, 2003 y 2004. En el año 2012 apareció el MERS-CoV, un nuevo coronavirus que infectó y produjo una grave enfermedad en camellos en zonas de Oriente Medio. En humanos fue el causante del Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS) Circuló tan solo un par de años produjo 2.500 casos, pero hubo 850 muertos, es decir, una letalidad altísima, de un 35%. Este coronavirus tampoco ha vuelto a dar señas de actividad. Y el tercer nuevo coronavirus es el SARS-CoV-2 que apareció a finales del año 2019 y que se extendió durante los años siguientes. El SARS-CoV-2 a diferencia de sus parientes cercanos ha venido para quedarse.
¿Cuáles son los desafíos para una inmunización global frente al SARS-CoV-2?
En cuanto a cuáles son los desafíos para una inmunización global frente a esta enfermedad, lo primero, obviamente es mejorar el acceso universal y equitativo a estas vacunas. Porque, aunque es cierto que se ha hecho una vacunación amplísima en todo el mundo ha habido desigualdades en cuanto a las coberturas conseguidas. Se creó, por esto, un fondo de acceso para las vacunas de nombre COVAX (Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19), con el objetivo de conseguir una atención especial en los países de más bajos ingresos, justamente para mejorar las coberturas de vacunación.
El SARS-CoV-2 ha perdido poder patógeno gracias a la vacunación y gracias, obviamente, a la infección natural. Pero insisto en que ha venido para quedarse. Por ello es importante continuar la vigilancia de nuevas variantes porque habrá que ir adaptando las vacunas a los nuevos subtipos. Es preciso continuar desarrollando e implementando programas específicos de vacunación y de revacunación en personas de mayor riesgo de complicaciones. Este mayor riesgo está en función de la edad, de situaciones de inmunosupresión e inmunodepresión, embarazo, etc. Se trata de proteger a los grupos más sensibles por el motivo que sea.
Usted es uno de los mayores expertos en la vacuna del Virus del Papiloma Humano (VPH), un fármaco que busca reducir la infección del VPH y disminuir sus consecuencias más agresivas como el cáncer de cuello uterino, ¿en qué consiste exactamente este fármaco?
Se conocen unos 150 tipos de virus papiloma que producen diferentes patologías en varias especies animales. En la especie humana unos 12 tipos (16, 18 y otros) son causa de diferentes neoplasias; además de cáncer de cuello de útero (cérvix), los VPH oncogénicos son responsables de cáncer de vagina, vulva, ano, pene y orofaringe.
Otros tipos de VPH (6 y 11) originan verrugas anogenitales.
La infección persistente del tracto genital es condición necesaria, aunque no suficiente, para el desarrollo del cáncer de cérvix, porque para que se desarrolle la enfermedad deben de concurrir otros factores. Lo que está claro, es que si no hay virus no hay cáncer, por tanto, la vacunación supone un arma preventiva potentísima.
Las vacunas frente al VPH emplean las proteínas estructurales de la cápside -L1-, obtenidas mediante tecnología de recombinación genética a partir de la levadura del pan y de la cerveza, Saccharomyces cerevisiae, sería el nombre científico. Y también de baculovirus que son unos virus que infectan a una especie de polilla Trichoplusia ni, fundamentalmente.
Las proteínas recombinantes L1 obtenidas de este modo, tienen la propiedad de autoensamblarse dando lugar a unas partículas, las denominadas partículas VLPs (virus like particles) y estas partículas VLPs, que libres de ADN, son morfológica y antigénicamente similares al “auténtico” VPH de tal manera que -permítanme la expresión- engañan al sistema inmune.
¿Cuál es la eficacia y qué nivel de seguridad tienen estas vacunas?
La eficacia y seguridad de las vacunas frente al VPH, que, aunque ya fue constatada en los ensayos clínicos pivotales, los ensayos clínicos básicos que abrieron paso a la autorización de la vacuna han sido confirmados en “la vida real”, tras la administración de más de 270 millones de dosis en todo el mundo.
A nivel de investigación en vacunas del VPH, ¿en qué momento estamos?
La investigación actual se centra en aspectos como mejorar más las propias vacunas, incluir más tipos, estudiar mejor el papel de los adyuvantes para conseguir protección cruzada y hacer frente a tipos de virus no incluidos en la vacuna, desarrollar nuevas estrategias de vacunación y, por supuesto, ampliar la vacunación a grupos de población aún no protegidos, como son los varones, personas con mayor riesgo de infección o complicaciones, colectivos y áreas geográficas con menos recursos donde cuesta más conseguir la administración de altas coberturas de vacunación, etc.
Todo ello, en el contexto de mejorar la información a la población y a los propios profesionales de la salud sobre la importancia de la vacunación contra el VPH. Debemos trabajar a nivel de población en general, pero también para mejorar la cultura de los propios sanitarios que no trabajan directamente en vacunas sobre el interés de estos fármacos frente al VPH.
¿Cuándo se debe administrar esta vacuna?
Como vacunación sistemática, idealmente a los 11-12 años a niñas y niños, pero priorizando a las niñas si los recursos limitan o dificultan esta administración a personas de ambos sexos. La vacuna, de todas formas, está autorizada a partir de los 9 años.
Al menos 57 países, según ha recomendado la OMS en 2022, emplean ya una dosis única en la vacunación cuando se hace en esta franja de edad entre 9 y 14 años. A partir de los 15 o más años, 2 dosis separadas por un intervalo de 6 meses. O bien, 3 dosis las dos primeras separadas por un intervalo de 1 o 2 meses y la tercera 6 meses después.
¿Cuáles son los requisitos de vacunación contra el VPH en población no inmunocompetente?
Cuando se trata de vacunar a personas que no son inmunocompetentes, sea cual sea la edad del vacunado, hay que recurrir al esquema de las 3 dosis.
Por supuesto, en la medida de lo posible, se puede y se debe vacunar a adolescentes en programas de rescate de personas que, por cualquier motivo, no fueron vacunadas con anterioridad en su momento. Y también, por supuesto, a personas sexualmente activas y, por tanto, en riesgo exposición al VPH.
¿Por qué las recomendaciones de vacunación del VPH se iniciaron en niñas?
Las primeras recomendaciones y estrategias de vacunación fueron en niñas porque eran ellas las que soportarían la mayor carga de la enfermedad. Pero es muy importante destacar que la vacunación de niños, de adolescentes y de hombres, además de conseguir una protección directa del vacunado, tiene un efecto de provocar inmunidad de grupo porque de esta manera se reduce el riesgo de transmisión de estas personas a sus parejas sexuales, sean mujeres o sean hombres o sean ambos.
Una vez producida la lesión por VPH, ¿tienen efecto terapéutico?
No, son vacunas preventivas que no modifican el curso de una lesión prexistente.
El interés de la vacunación precoz en la infancia, antes del inicio de la actividad sexual se basa precisamente en este mayor potencial preventivo, es decir, cuando hay una garantía prácticamente absoluta de que no ha habido contacto con el virus. Y, además, de esta manera se logran respuestas óptimas y mucho más altas y, de este modo, se puede reducir el número de dosis necesarias.
¿Cuál es la eficacia real de la vacuna del VPH en mujeres?
La eficacia se mide en condiciones ideales, es lo que estudia y determinan los ensayos clínicos. La efectividad es en condiciones reales, es decir, cuando esta vacuna es comercializada y se aplica en la vida cotidiana, pues la efectividad se valora en estudios poblacionales en donde no siempre los intervalos entre dosis han sido del todo correctos y donde no siempre todas las personas están en condiciones óptimas para conseguir la mejor respuesta.
En mujeres de 9 a 26 años la eficacia frente a la infección, medida en ensayos clínicos está muy por encima del 95% y la eficacia en un 90-100% frente a lesiones precancerosas de alto grado (CIN2+) frente a tipos incluidos en la vacuna.
Estudios poblacionales realizados en Suecia, en Inglaterra encuentran una reducción de un 87% en el cáncer cervical en mujeres que fueron vacunadas antes de los 17 años.
En hombres una eficacia del 90% frente a verrugas genitales y una disminución del 75% frente a infecciones y lesiones precancerosas anales.
¿Qué estudios de referencia tenemos sobre la efectividad de la vacuna del VPH?
La efectividad se ha estudiado en diferentes países. Australia es un país muy modélico en este sentido porque Australia inició la vacunación en niñas en el año 2007 y en niños en 2013. Han desplegado, además, un programa muy ambicioso que incluía a toda la población entre 9 y 25 años, niñas y niños, mujeres y hombres. De esta manera, se ha encontrado una reducción de un 90% de verrugas genitales en mujeres jóvenes, una reducción de un 87% en infecciones por tipos incluidos en la vacuna, una disminución de un 47% de lesiones cervicales de alto grado (CIN2+) en menores de 20 años y una disminución de un 70% de cáncer cervical invasivo.
En Escocia se han encontrado reducciones también de un 89% en lesión cervical de alto grado, lesiones precancerosas CIN3 concretamente.
También es muy buena noticia, por supuesto, constatar que tras 10-12 años de vacunación contra el VPH se mantienen altos niveles de protección
La vacuna del VPH ha sido cuestionada en numerosas ocasiones y en muchos ámbitos, ¿a qué se debe este hecho?
Desde la vacuna de la viruela de Jenner en los albores del siglo XIX, siempre ha habido detractores de las vacunas. Y recordemos el persistente acoso contra la vacuna del sarampión en la estela del bulo del autismo desencadenado por Wakefield en 1998, que tanto daño ha provocado y continúa provocando ahora mismo, en Estados Unidos, sin ir más lejos.
Las teorías conspiranoicas y la difusión “pandémica”, porque esto sí que es pandémico, de bulos al socaire de las redes sociales, favorecen todos estos fenómenos. La desafección a la vacuna del VPH, y a otras vacunas, es complejo y es multifactorial. En 2007, cuando era incipiente el empleo de estas vacunas, en algunos países como en Estados Unidos, los detractores de la vacunación eran grupos ultracatólicos y aducían razones de tipo moral-religioso. Pensando que si se vacunaban las niñas eso iba a suponer una incitación a mantener relaciones sexuales desenfrenadas. Ya no era solo un riesgo sanitario, si no un riesgo moral-religioso.
En España, hablando de esta multifactorialidad de la desafección a las vacunas, un grupo de profesionales de la salud promovieron en 2007, 2008 y 2009 una moratoria de la vacunación frente al VPH, la motivación básica alegada era “que no se había demostrado que la vacunación previniera el cáncer de cérvix”, aunque también se adujeron problemas de seguridad y razones de coste-beneficio. Pero, por aquella época, sí que estaba ya demostrado que la vacuna prevenía la infección incidente, la infección persistente y las lesiones precancerosas. Etapas que son absolutamente imprescindibles en la historia natural de la enfermedad, en el camino hasta el cáncer. Lo sorprendente de este penoso episodio, es que entre los principales promotores de la moratoria se encontraban profesionales de la salud con alta cualificación académica en diversos aspectos de la salud pública, aunque con nula experiencia en la epidemiología, prevención y tratamiento de la infección por VPH.
¿A qué considera que se debió este rechazo a la evidencia científica de estos profesionales de la salud?
Sin que se puedan descartar motivaciones más complejas, al menos en algunos casos, hemos de pensar que tales planteamientos contrarios a los de la comunidad científica experta, -subrayando lo de experta-, deben moverse entre el desconocimiento profundo de la historia natural de la enfermedad y un lamentable afán de protagonismo.
Conseguir ampliar el uso de las vacunas (de todas) y combatir la desigualdad en este ámbito, ¿en qué momento estamos?, ¿qué retos globales tenemos por delante?
Antes hemos comentado los logros conseguidos en los últimos 50 años con las vacunas. Así como de la vacunación contra el COVID-19. Obviamente quedan muchas tareas pendientes. No menos de 20 millones de niños en el mundo no reciben cada año siquiera la vacunación básica de tres dosis de DTP (Difteria, Tétanos, Tosferina). La región de África representa la mitad de estos casos, seguida de Asia Sudoriental y del Mediterráneo Oriental. La vacunación frente a COVID, exitosa, ha incluido grandes diferencias entre regiones de la OMS.
En 2000 se creó GAVI. La Alianza Mundial para Vacunas y la Inmunización, GAVI es una sociedad pública y privada dedicada a potenciar el acceso a las vacunas de niños en países más pobres. Los objetivos de GAVI son aumentar el acceso equitativo a vacunas, proteger la salud infantil en países de bajos ingresos y fortalecer los sistemas de salud y la sostenibilidad de los programas de vacunación. Son miembros de GAVI la OMS, UNICEF, el Banco Mundial, diversas ONGs, fabricantes de vacunas que actúan como donantes ofreciendo precios reducidos, y diferentes gobiernos, unos 57 gobiernos del mundo son donantes de GAVI. Reino Unido, EEUU, Noruega serían los 3 principales. España es donante desde 2006.
En cuanto a donación, EEUU sería el tercer donante. Hay cierto temor de que esto cambie, porque recientemente el presidente Trump ha eliminado la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) que es una agencia que se encargaba de gestionar la asistencia económica y humanitaria en el mundo. De momento, EEUU no ha negado su participación en GAVI, pero hay preocupación porque pueda haber un cambio de timón en este sentido dadas las cosas tan extrañas que están pasando en este país.
También son donantes privados la Fundación Bill y Melinda Gates, que fueron uno de los fundadores y eran y siguen siendo uno de los mayores financiadores. Asimismo, interviene la Fundación Rockefeller, empresas farmacéuticas y tecnológicas.
Sobre los países beneficiarios, son 70 de renta baja o media-baja, principalmente en África y Asia. Esto se revisa periódicamente, puede haber ligeras variaciones a lo largo de los años.
En estos 25 años, GAVI ha contribuido de forma notable en la mejora en las coberturas de vacunación en el mundo, aunque quede, evidentemente, mucho trabajo por hacer. En 2020 se creó COVAX el Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19, es una alianza impulsada por actores públicos y privados con el objetivo de garantizar el acceso equitativo a las vacunas. Participan en COVAX como donantes más de 190 países. La contribución de España ha sido especialmente notoria en este sentido porque estamos entre los 5 mayores donantes del mundo, habiendo aportado más de 50 millones de dosis COVID y más de 220 millones de euros en parte vía COVAX y en parte vía GAVI.
En materia de comunicación y divulgación, ¿qué nos recomendaría?, ¿cómo divulgar de manera eficaz y responsable?
En 2019 la OMS señaló lo que consideraba las 10 amenazas más importantes para la Salud Mundial. Entre ellas estaba (y sigue estando) el riesgo de una pandemia de gripe. Al menos 6 de estas amenazas hacían referencia a enfermedades transmisibles prevenibles o no, mediante vacunación. Lo que me interesa especialmente destacar dentro de esas 10 amenazas es lo que se denominó “renuencia a la vacunación” (vaccine hesitancy), que ha sido definida como la reticencia o negativa a vacunarse a pesar de disponerse de vacunas y de servicios de vacunación. La causa o causas de la renuencia a la vacunación son muchas, es un fenómeno multifactorial y, por tanto, el enfoque del problema también tiene que ser multifactorial. Algunos elementos de este enfoque son, por un lado, escuchar los motivos alegados por quienes se oponen a la vacunación, porque muchas veces no se trata de activos detractores, sino que tienen miedo a los efectos secundarios, miedos que pueden tener algún tipo de fundamento y a menudo ninguno. La idea de que las vacunas no son necesarias porque no conocen casos, no saben distinguir una enfermedad de otra, imputaciones de que son un negocio poco honesto por parte de fabricantes de vacunas, etc, etc.
Es importante también de identificar a los grupos promotores del rechazo a la vacunación y los motivos para ello. Debemos de tratar de emplear argumentos y mensajes sencillos, no concienzudas razones científicas ya que podrían perderse los destinatarios de estos mensajes en el curso de la explicación. Recurrir a anécdotas, a casos concretos. Y, quizás también, evitar portavoces que pudieran favorecer el rechazo de alguna manera. Es importante la información y la educación sanitaria sobre los beneficios y la seguridad de las vacunas que se puede y se debe desarrollar en muchos ámbitos como colegios, asociaciones de pacientes y, por supuesto, en las propias redes sociales. En definitiva, se trata de fomentar alianzas con la sociedad civil.
Es importante también vigilar las fuentes de bulos y de desinformación en prensa escrita, prensa digital, televisión, etc., para poder actuar en consecuencia.
También la formación continuada de personal sanitario. Tanto el que está directamente vinculado a vacunación como el que no, porque el posicionamiento del personal sanitario, evidentemente, va a ser muy útil a la hora de conseguir una mayor adhesión a la vacunación.
Por supuesto, facilitar el acceso a los puntos de vacunación en cuanto a horarios, citas, etc., facilitar las cosas. Y, por supuesto, dar siempre una información transparente y lo más temprana posible de aquellas señales de alerta, de aquellas noticias, ciertas o falsas, que pueden llegar a la población y que aludan a la seguridad y eficacia de las vacunas.
Dr. Bayas, ¿podríamos afirmar que las vacunas salvan vidas?
Es lo que hemos ido explicando a lo largo de este tiempo. Simplemente, acabar con una frase de Stanley Plotkin, seguramente el vacunólogo vivo más ilustre, se atribuye a él la afirmación de que “tras el agua potable, las vacunas son el avance que más ha contribuido a salvar vidas y a aumentar la esperanza de vida de la población”.
ART AND HEALTH | HEART AND SCIENCE
Esta obra ejemplifica el poder del binomio arte y nuevas tecnologías ayuda a trasladar a través de la creatividad de los artistas los mejores contenidos sobre salud firmados y avalados por los mejores especialistas y documentados por fuentes acreditadas. Contenidos medibles y actualizables en tiempo real, cuya dinámica hace que se adapten a cada información abarcando todos los detalles, abiertos a todos los espacios y a todos los públicos. Un enfoque didáctico y comunicativo, también una manera de sensibilizar que va más allá de la estética, aportando utilidad y compartiendo el conocimiento. Haciendo un uso responsable de la tecnología y fusionando el arte con la más humana de las ciencias: la Medicina. El arte humaniza la esta ciencia, tal y como indica el Dr. Josep Brugada “el arte ha ayudado muchísimo a humanizar la Medicina. Todo aquello que tiene que ver con la expresión artística de la Medicina es una forma de aumentar ese valor humano, ese valor que se encuentra fuera de la propia ciencia y ayuda a entrar más en el ámbito de las relaciones humanas, de las emociones que son absolutamente fundamentales en el ámbito de las relaciones entre las personas y especialmente en la relación entre médico y paciente.”
Salud, arte y nuevas tecnologías | Día Mundial de la Salud 2024
Hoy, con motivo del Día Mundial de la Salud, comparto algunas ideas sobre el binomio creatividad y nuevas tecnologías aplicadas al entorno médico y cómo su enorme potencial afecta positivamente a nuestra salud y bienestar global. Desde el impacto de la inteligencia artificial en el procesamiento de datos y la personalización en la diagnosis y tratamiento, hasta sus ventajas en áreas como la medicina deportiva aportando gran valor a la predicción de lesiones, planes de entrenamiento y dietas personalizadas o análisis, medición y comparativa de rendimiento en tiempo real.
Nuevos espacios como los metaversos, que ya acogen aulas de medicina, favorecen la formación a través de espacios virtuales y 3D cuya capacidad de simulación de entornos reales aporta gran valor y versatilidad al estudio, creando entornos colaborativos más allá de las barreras espaciales, experiencias multisensoriales, actualización de la información en tiempo real, etc. Todo ello, favorece nuevas propuesta formativas donde la gamificación y la creatividad son protagonistas.
Por su parte, la realidad aumentada (RA) y la realidad virtual (RV), han llegado a la medicina para facilitar, dinamizar y jerarquizar la información a través del potencial de la creatividad y de grandes dosis de diseño. Desde prospectos médicos que se transforman en una información entendible y visualmente atractiva, hasta aparatología médica que el especialista puede ver en 3D, con todo lujo de detalles y dentro de su entorno de trabajo, con sólo escanear un código QR. La utilidad de la RA y la RV también la vemos en aplicaciones que permiten detectar venas en pacientes con venas muy finas, aquellas que ayudan a la eficacia en los tratamientos de salud mental, las que abordan el tabaquismo, aquellas que asisten a los especialistas en procesos quirúrgicos, las de autoexploración de mamaque ayudan a detectar posibles anomalías, las que crean rutas de desfibriladores cercanos o aquellas que nos explican la anatomía de una manera didáctica y divertida, entre las muchas que ya podemos encontrar dentro del sector médico-farmacéutico, uno de los que más y mejor está adoptando estas nuevas tecnologías al servicio de la salud.
Inmediatez, actualización de la información en tiempo real, trazabilidad y mucha creatividad son algunas de las características comunes de este tipo de aplicaciones. El arte juega un papel importante. El impacto visual, la posibilidad de jerarquizar la información de una manera llamativa y la sensibilidad estética unidos a la tecnología favorecen que el mensaje tenga un valor diferente, ayudan a asimilar mejor los contenidos y a crear información de calidad -visual- para la prevención, el diagnóstico precoz y la desmitificación de determinadas patologías.




















