Algunos de los valores añadidos de las exposiciones inmersivas son acercar el arte a un público heterogéneo a través de muestras en las que la espectacularidad es protagonista. Ayudan a universalizar el arte, hacerlo más cercano, más divertido y entendible. El uso de las nuevas tecnologías sirve para crear juegos cromáticos, fantasías lumínicas, recreaciones sonoras o narrativas virtuales e inmersivas de las obras de arte, de las vidas de los artistas y de sus procesos creativos. Fomentan una mayor y mejor divulgación del arte, pudiendo servir como un primer contacto con la obra, acentuando el foco en su versión original y haciéndola más deseable, ampliando la información y amplificando los detalles de cada lienzo sin limitaciones espaciales y en tiempo real. La tecnología permite entretejer el píxel y el pincel, fomentando nuevos contextos que van mucho más allá de fomentar el arte, en reciclaje continuo, con capacidad de sorprender y reinventarse. Fomentando otras riquezas más allá de las culturales, sirviendo como herramientas para dinamizar el turismo al rededor del arte y la creatividad.