Los nuevos movimientos y tendencias artísticas que tienen base digital o que se complementan con el uso de herramientas y tecnologías digitales, abren nuevos debates sobre sostenibilidad y responsabilidad social, debates sobre la necesidad de generar oportunidades y de crear contextos artísticos que crezcan alrededor de principios y espacios más accesibles, abiertos y equitativos, sin barreras físicas ni generacionales que limiten el acceso al arte y a la creación artística a través de las nuevas tecnologías. Pensar en el futuro del arte, es también atender a los desafíos y a las muchas ventajas que nos ofrecen los espacios virtuales, la realidad aumentada, la inteligencia artificial, la Web3, etc. La participación activa en estos ecosistemas, tanto en los contextos especializados como, muy especialmente, en aquellos orientados a la audiencia generalista, los debates, la divulgación y la formación en torno a ellos, enriquece el panorama cultural global y ayuda a consolidar nuevos escenarios para artistas, instituciones y público en general. Los artistas y los actores del arte y la cultura digital tenemos el gran reto, la oportunidad y el privilegio de poder influir y reescribir la historia del arte digital a través de una producción responsable, sumatoria, de impacto positivo, inclusiva y universal. Generando acciones que no solo se circunscriban a los espacios propios del arte y a sus protagonistas habituales, si no que vayan mucho más allá e impliquen muy activamente al conjunto de la sociedad -sin limitaciones- en el conocimiento y la práctica de estas nuevas tendencias, sus modelos de producción, herramientas, espacios, usos, utilidades y retos.